Volvemos a las crónicas con una de esas rutas que van definiendo nuestro club... Por mucho que le sorprenda a la gente con la que he comentado la etapa , decidimos subir hasta los Lavaderos de la Reina desde la misma Granada. No porque seamos más chulos que nadie, sino más bien por lo desastre que somos a la hora de organizarnos con coches y despertadores...
El caso es que pese a las advertencias de lo que se nos venía encima, 10 espartanos ciclistas (o locos sobre pedales) se apuntaron a la odisea, todo un record de participación.
Conseguimos salir más o menos según lo previsto, y es que mientras haya una quedada en Einstein y otra en la Isla es difícil compenetrar los horarios por mucho que alguno arranque la moto en camino de ronda...
La ruta empieza con los pocos kilómetros llanos del día, el paseo del colesterol hasta Cenes, que viene muy bien para calentar las piernas (o los brazos de aquellos que optan por la orilla salvaje del Genil). Así llegamos hasta Pinos Genil, y de ahí al pie del embalse de Canales y aunque parecía que todos llevábamos la lección aprendida, pocas veces hemos subido tan juntitos y tan cómodos de pedaleo a Güejar, alguno -y no quiero señalar a Mateo- decidió tomarselo como si fuera el último puerto del día. El resultado es que se llevó el esprint intermedio y todas las papeletas para ser el rival más débil en la ascensión final. Pero estando en Güejar toca avituallamiento en Churrería Mari, según prescribe nuestro dietista particular: un churrito o a lo mucho dos por persona así que con el estómago casi vacío nos vamos a por los peores desniveles del día. Atrás quedan las risas, las fotos y las lolo-bromas (que si le dieramos 5ct por cada vez que sale su nombre a escena, a estas alturas tendría una autocaravana con tres o cuatro bicis incluidas).
La primera parte de la ascensión coincide con el collado del Alguacil, pero sobre el kilómetro de ascenso hay que desviarse a la derecha para cruzar el río Maitena, una bajada muy empinada que nos estará esperando con el mazo de siete leguas a la vuelta. Como es la tónica de Güejar hacia arriba, del río se sale con unas curvas de herradura que se empinan apuntando prácticamente al cielo. Aunque seguimos dosificando, a esa altura las cartas ya están boca arriba: estiramientos frecuentes y "Alguno" que decide cambiar el sufrimiento por la f1, aunque ole tus webs por apuntarte a bailar con la más fea partiendote la cara desde la primera cuesta!!!

Quedamos 9, y ya empiezo a sentirme identificado con Moises y su travesía en el desierto, sólo que nosotros hemos cambiado el maná por unas cerezas bien ricas. No íbamos a estar 40 años peregrinando pero por poco nos faltó. En el km 13 desde que dejamos Güejar alcanzamos la caseta meteorológica, por fin hemos abandonado la ladera y ahora iremos cresteando con pendientes más suaves (en principio). Al pasar revista en el reagrupamiento tenemos que sumar dos bajas más: Ángel y Maribe, otra valiente que había elegido una de las mejores plazas para su reaparición casi dos meses después... De ahí, en un par de kilómetros llegamos a la cadena que corta el paso a los coches. Aquello parece el parking de kinépolis por la cantidad de gente que se han acercado a ver los paisajes del deshielo. Estamos ya a 2000m y cuando paramos se nota el frío . El paisaje es bastante árido, recordándonos que todo aquello está cubierto de nieve en invierno. Sin embargo, hasta nuestra meta todavía queda un buen trecho y más de veinte "cuantofalta". A esa altura cada uno tiene que subir a su ritmo, y nos vamos distanciando un poco separándonos en dos grupos. Nos volvemos a reagrupar en el cruce final, donde decidimos entrar por abajo a los lavaderos porque como nos dicen algunos senderistas que vienen de vuelta, el paso superior está complicado por algunos neveros restantes, lo malo es que en el camino inferior nos está esperando una feroz manada de vacas que nos observa con mirada asesina mientras afilan su terrible dentadura. Milagrosamente escapamos de sus garras y cornamentas, y en seguida empezamos a encontrarnos con algunos restos de neveros, y poco después, cuando el camino pasa a ser una vereda complicada, con las primeras chorreras y el primer "puente de nieve". No somos los únicos que hemos dudado, porque hay varias piedras testigos de los diferentes ensayos de resistencia. Al final, y después de la pertinente foto decidimos no jugárnosla. De ahí en adelante, la vereda se vuelve impracticable por tramos, aunque para entonces ya estamos al lado del canal de agua. Hacemos la parte que podemos semi-montados y esperamos el momento "igp" de la jornada. Pepe, Gavira, Ramiro y yo nos sentamos en una pradera a mirar los bocadillos mientras vienen los dos cuñados. En frente nuestra, hay otro grupo de valientes con sus bicis que cuando después de repostar nos pasan para acercarse a la cascada nos dicen que hay dos chavales más justo debajo nuestra. Efectivamente hemos estado a menos de 200m sin habernos dado cuenta. Al final, y a pesar de estar a menos de 700m de la Tierra Prometida, deciden darse la vuelta porque es tarde y Pablo todavía tiene que subir a Jaén. Se supone que no estaríamos de vuelta a las siete y cuarto en Granada, con apuesta de por medio y todo!
Los cinco restantes nos acercamos ya a pata a ver la cascada y por primera vez en el día tenemos la sensación de que ha merecido la pena. Se nos pasan las prisas y nos hacemos un montón de fotos y casi nos pasa como al pueblo de Israel ya que aquello no degeneró en Sodoma y Gomorra de puro milagro!!! XDD
Ya calmados, nos ponemos pedales a la obra. Estoy decidido a llegar en el tiempo acordado aunque tenga que bajar por carretera nacional, así que a pesar de ir con una rígida voy marcando el ritmo en la parte más técnica pero todavía queda abrigarse para el descenso puro. Justo en ese momento Ramiro me da el relevo. Nos volvemos a reagrupar los cinco en la barrera donde empieza el descenso rápido de verdad, donde aprovecho el poder que Newton me ha dado para encabezar el grupo hasta el mismo río Maitena. Es una bajada muy rápida donde las bicis vuelan literalmente sobre los coches de los domingueros, aunque como había dicho antes, nos queda un último tramo que parece que ha sido colocado con la más genuina malafollá granaina. Lolo aprovecha para dejar claro porqué nos mojó la oreja a todos en Ronda. Pequeña pausa para coger aire y de nuevo a seguir con el descenso hasta Güejar donde nos encontramos con Pablo y Rubén que estaban refrescándose en la fuente después del calentón de la bajada. En este punto que cada cual examine la apueste como le dicte su entendimiento, pero tras el inesperado reagrupamiento, he de decir que ya bajamos todos tranquilamente junto al río hasta Granada, donde llegamos justo antes de las 8 de la tarde. Han pasado 11 horas, pero bueno, "sarna con gusto no pica"... aunque haya hecho falta grandes dosis de after-sun en muchos casos, y cubierta y tija nuevas en otros!!!

En cualquier caso, fue un domingo de esos que no cambio yo por un sábado de fiesta: Chapeau por el paisaje, Chapeau por la compañía y Chapeau por el reto superado, y a los que se dieron la vuelta, mi enhorabuena por la entrega ya que ell@s sí que superaron sus límites.


- La galería del día
- Y el rutón:


Ruta en bici 208674 - powered by Bikemap

Publicado por Ydna 14/6/09

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