Después de un improductivo debate, y como "más vale plato alpujarreño en mano que cien barritas pedaleando" este pasado sábado nos dispusimos a atacar la carretera más alta de Europa.

Con el peugeot world-lolo-rally cargado a niveles operación-paso-del-estrecho repetimos una vez más esa absurda operación que es adelantar el despertador cuando llega el fin de semana...
Tras un pequeño retraso -producido por el choque de tecnologías entre los cuadros hidroformados de las mtbs actuales y la anquilosada industria de los portabicis- nos presentamos en la Hoya de la Mora con un día totalmente despejado únicamente amenazado con un vientecillo que podía tornarse bastante violento a otras cotas, pero una vez puteado el conductor de recambio, el plan B era que no había plan B

Así que después de un rápido bautizo en crema solar nos dispusimos -mochila al hombro- a iniciar el ascenso con una marcheta más propia de los cochinos de Jabugo que de unos presuntos atletas. Eso sí, trote cochinero pero digno, con toda la dignidad que se puede saludar a un tío que te adelanta corriendo a pata, por muchas discusiones de cafetería que estuviérais manteniendo mientras curva a curva se veía como venía recortando metros.

En algo más de una hora completamos el ascenso hasta los casi 3.200 m de altura donde se encuentra el cruce con el camino que va hacia el Mulhacén y que nos conducirá hasta la Alpujarra.

Los MTB·SN (o lo que queda de ellos) en su hábitat natural



Sin embargo esos casi 9km no son los únicos que hay que ascender por la Sierra ya que hasta que no se llega al pie del Mulhacén quedan pequeñas rampas por salvar en esos falsos llanos (y traidores) por encima de los 3.000 m


El Mulhacén (3.478m) techo de la península.


Como curiosidad, yo este año he encontrado bastante más ciclables las pistas por allí arriba, pese a que el año pasado tuviéramos "nieves eternas". Tan ciclable estaba la cosa que haciendo uso de mi cualidad más notable (la masa) apliqué la ecuación de Newton en una levantada de pegatinas como no se recuerdan por el lugar. Eso, o que alguien empezaba a llevar el día cruzado porque la otra explicación que cabe -que mi técnica-trail haya aumentado a base de rodar por arcenes alquitranados- se descarta por sí sola.

Otra cosa que nos llamó la atención es que este año hemos visto más bicis subiendo desde la Alpujarra que no al revés, con el aumento tanto de kilómetros como de metros de ascensión que ello conlleva. Discutiendo sobre el asunto sacamos un par de conclusiones para tener en cuenta en el futuro...

  • pros: tras "coronar" en menos de una hora estás en casa
  • contras: subida eterna nivel-lavaderos para luego descender por asfalto?!?
En fin, en estas dudas estábamos cuando nos presentamos en Capileria a eso de las doce y media de la mañana habiendo tomado un tentempié no hace tanto. Ni siquiera los guiris habían pasado de la cerveza al mantel por lo que optamos por aplazar el almuerzo a Lanjarón y tomarnos "solamente" unas buenas tostadas.
Asunto que nos traslada directamente al tan temido "¿dónde comemos?", especialmente crítico si te encuentras en uno de los principales polos turísticos de la provincia y ya te han dado alguna que otra vez con la suela marca alpujarreño en los hocicos. En un movimiento sagaz digno del mismísimo Dan Brown, interpretamos que el código "pan casero - horno artesano de leña" no habría pasado desapercibido para el restaurante-albergue que hay justo al lado. ¡Y efectivamente! Las tostadas del hostal Moraima suben sobradamente al podium de sitios donde desayunar BBB de toda Andalucía. Si bien es cierto que hacer este tipo de rankings con más de 3 horas de bici en el cuerpo puede hacer que luego alguien se lleve algún que otro susto...


El chubasquero rojo y su fiel escudero llegando a Capileira.

Vista la hora del día, el calor que empezaba a hacer a esa altura y los kilómetros que quedaban de vuelta, la apuesta era comer en Lanjarón haciendo una laaaaarga parada para no molestar a las chicharras en su prime-time. Y todavía en la bajada hacia Órgiva el dios de la mécanica me mandó una señal que a la postre sería definitiva: mi bici no cargaba el plato grande. Era el primero de los dos platos que no iba a catar ese día, aunque claro, en la tediosa subida que de Órgiva a Lanjarón es algo que como diría el locutor del programa nocturno, carece de importancia.

Aprovecho este momento para hacer un inciso en la técnica/estrategia que tienen algunos para subir y que consiste en que cuando la rampa se pone más dura, en vez de seguir los dictados de la más pura y elemental lógica ciclista que dicta subir piñones para mantener cadencia, algún tipo software malintencionado le dice al sistema que no, que lo que hay que hacer para mantener velocidad es aumentar la potencia, con la consiguiente reivindicación separatista del resto del equipo. Está feo poner aquí el nombre del susodicho pero seguro que os lo-lo imaginareis...

En fin, volviendo a esta -bíblica- crónica llegamos a la entrada de Lanjarón donde llegamos al restaurante de cuyo nombre no quiero acordarme. Ansiado como el maná de Yahveh, el vino de JC García, el néctar tomado directamente de los pechos de Afrodita... tan esperado era que aún podíamos estar allí esperando. Y es que si bien la velocidad no era el punto fuerte de la camarera que llevaba cuatro mesas mal contadas, aquella tapa de arroz que parecía implorar aquello de "señor, llévame pronto" no hablaba mucho mejor de lo que quiera que estuviese recalentando cosas en la cocina... así que por increíble que parezca, indultamos al arroz que había demostrado ser un duro fajador y nos fuimos los tres con el rumiando eso de "no veas que bien se come en el Buñuelo" (...) 


Con esa tapa de arroz, no iba a ser ese el día del plato alpujarreño...

Después del enganchón decidimos no arriesgar y tomarnos unos bocadillos en un bar que hay frente al ex-museo del agua, que ya habíamos usado otras veces como avituallamiento.
En ese momento, y con la excusa de que hacía mucho calor para reengancharse al asfalto, se inició una espiral de consumismo líquido que todavía no sé como no acabó en copas... bueno sí, pesó la tradición local del remojón por fuera en vez de por dentro...






Esto no es San Juan, esto es cachondeo...

Pues eso, hidratados por dentro y por fuera iniciamos la huida hacia adelante que era la vuelta a Granada. Ya entrenados en la tortura de devorar kilómetros pusimos un ritmo sin prisa pero sin pausa que sólo interrumpíamos en uno de cada dos pueblos para rellenarnos. Alguno diría que el calor, pero viendo los kilómetros, las horas y sobre todo la media para esas ruedas y ese desnivel acumulado... lo raro hubiera sido no llegar con los ojos entre enrojecidos y completamente desencajados con esa nueva etapa de 50km.
Y como ya llevo mucho escrito cuando por aquí ninguno es de letras, os dejo con el IGP, más igepé que nunca.


CONCLUSIÓN: la etapa de la sierra muy bien, la otra no es para hacerla en verano y mucho menos si las dos van seguidas!


Publicado por Ydna 30/7/12 1 comentarios

A falta de rutas propias, le hemos añadido un enfoque urbano al blog: que si fixies, que si pinarellos, muchas "folletás" pero aquí la inmensa mayoría de los lectores-practicantes no sabíamos quien era el gran el gran Merckx hasta no hace mucho...
A nosotros nos molaban los bicivoladores (1983), porque lo que chiflaba era llevar un número como lo de las motos en la bici. Es más, ni siquiera nos preocupábamos por aquella pelirroja pecosa que no dejaba de ser otra "niña tonta"...

 

Lo que molaban eran las "bici-cross" (eso del BMX sonaba muy raro) y lo mejor que te podían regalar para la comunión era la insuperable BH CALIFORNIA.


Yo las recuerdo en rojo y azul, con las ruedas de bastones y el sillín doblado incómodo como hasta gritar basta, pero guapo y vacilón como el solo.





Y si era la que llevaba el muelle atrás... ¡¡¡¡ ufffff !!!! ¡¿¡ Qué menor manera de dejar atrás la infancia simbolizada en la bici de paseo que hace no muchos años había llevado ruedines!?!





¡¡¡ Con las ruedas a juego en color azul o rojo !!! ¡¡¡ Viva el pop y el negro ese que cantaba en los Jacksons 5!!!

Pero llegaron los 90, nos modernizamos, todo se volvió un poco más blanco aséptico esperando el cambio de milenio. Las bicicletas que molaban eras las "mountain-bike" (pronunciado tal cual), y estas se medían por el número de velocidades: 18, 21... ¡¡¡sincronizados!!!

Después de las anteriores piezas dignas de un museo, vamos con otros ejemplares por lo que sí se aprecia el paso del tiempo...

...para lo bueno y para lo malo, jeje.











Este otro tipo era menos frecuente, era de las que ya tenía "marchas", aunque eso sí, para cambiar casi casi hacia falta hasta pisar el embrague!!!










Edito con algo muy grande que acabo de encontrar... ¡¡¡papá!!! ¡¡¡mamá!!! ¡¡¡Ya sé que quiero para reyes!!!


Publicado por Ydna 16/7/12 5 comentarios

Hoy tenemos una ración de bicis que no son ni finas, ni elegantes, ni guarras, ni ordinarias, ni ningún otro calificativo "hipster" que queramos añadirle:

SIMPLEMENTE SON PRÁCTICAS.


Te llevan, te traen, y la gente le ha ido poniendo las cosa que ha ido necesitando sin mirar éticas o estéticas.


#1

Una plegable que no es brompton ni dahon, con un candado (también plegable) que no es "made in german" sino comprado en la ferretería de la esquina..



#2

Las potencias clásicas de carretera exigen una postura poco confortable, pero vamos, nada que no se pueda arreglar con un manillar estilo harley.

#3

Seguro que hay cientos de bicis igual que esta pizpireta preciosidad roja olvidadas por trasteros, cortijos y garajes... Como veis no le falta detalle: guardabarros, luces con dinamo, portaequipos, y hasta el bolsillito donde -por ejemplo- guardar una bolsa para el super. Casa uno de esos accesorios para una bici actual buscados en según que tienda se cuentan de 30 en 30 euros!




#4

Todo un superventas: la bici clásica de carreras con manillar plano/doble altura y su buena canasta de fruta para llevar los trastos...

#5

Con esta he hecho un poco de trampa, porque aunque es evidente que la bici es vieja, se trata de una señorita de alta alcurnia como se aprecia en los detalles: guarda-cadenas, pata de cabra traseras, luces... la verdad es que sí se merecía ponerle sillín y puños de cuero, que con el verde general quedan de miedo. Ah, ¡¡¡y los cromados!!!!





#6

De esta me gustó el espíritu guerrero que emana, no sólo por las pegatinas arcoiris (que en ciclismo equivale a decir campeón del mundo) sino por esos puños transparentes que le han endiñado. ¿Guardabarros, dinamo y timbre? Of course!!!!





#7

En resumen, que quien va a disgusto con su bici es porque quiere y como ya dijera Góngora cuando ni siquiera había velocípedos: "ándeme yo caliente y ríase la gente"






Dedicado a todos los "modernitos" que han descubierto el sentido de la vida :P 

Publicado por Ydna 12/7/12 1 comentarios

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